miércoles, 9 de marzo de 2011

HEROINAS VENEZOLANAS

Hace tiempo atras, comenzando el actual proceso bolivariano, un compatriota a quien admiro y aprecio por su trayectoria revolucionaria en la que continua a pesar de sus muchos años, me entregó un libro con la esperanza de que diera a conocer entre las mujeres de nuestro pueblo, las microbiografias de las heroinas venezolanas, "abnegadas mujeres que un día, ante el sacrificio que la patria reclamaba de todos sus hijos, olvidaron su tradicional condición de CUIDADORAS DE LA CASA y se incorporaron a la lucha por la libertad, unas haciendo oir su airada protesta contra los tiranos, otras animando a los patriotas o empuñando las armas para ponerse a la cabeza de grupos revolucionarios, como "Juana la Avanzadora", para dejar a sus hijos una herencia de patria libre."

JOSEFA JOAQUINA SANCHEZ:
A comienzos del siglo XVIII y en un sitio llamado "Casa de Misericordia", suerte de prisión y de manicomio que sostenían las autoridades españolas en lo que hoy se conoce como Parque Carabobo en Caracas, en una de sus celdas agotaba su vida, una mujer venezolana que había sido encerrada allí después de un largo y doloroso proceso contra su esposo, el Protomártir de la Revolución de 1797, José María España.

Doña Joaquina Sánchez era hija de Don Joaquín Sánchez y de Doña Juana Bastidas, vecinos del puerto de La Guaira. Nació en el mismo puerto el 18 de octubre de 1765. Casó con José María España el 27 de julio de 1783, de cuyo matrimonio nacieron los siguientes hijos: Bernandino, María, Germana María, Valentina Soledad, Francisca Josefa, José María Eufemio, Prudencio José, Cosme Damián y José Asunción.

Joaquina Sánchez era mujer de carácter fuerte que sabía hacer frente a las vicisitudes de la vida; había adquirido conciencia de lucha al lado de su esposo y en el trato constante de los primeros revolucionarios que lucharon por nuestra independencia. Con ellos compartió sus momentos peligrosos y los ayudó, no solamente en la propaganda y en la copia de los documentos de la revolución, sino que ella fue quien confeccionó, con sus propias manos, las primeras escarapelas de los patriotas y la bandera del movimiento emancipador.

A raíz de la develación del movimiento, su esposo había huido a Trinidad, regresando un año después y ocultado en su casa, donde siguió desarrollando sus ideas revolucionarias. Delatado su escondite, es hecho preso y sentenciado a muerte, hecho ocurrido el 8 de mayo de 1799.

Días antes había sido interrogada por las autoridades su esposa, Doña Joaquina en vista de la delación que acababa de hacer el negro esclavo Rafael España quien confesó que su ama le había dicho que "indujera a los demás negros de sus Hacienda e inmediatas a que se levantasen y vengan para La Guaira", en contra de las autoridades españolas.

Joaquina, demostrando su entereza de carácter y aparentando tranquilidad contesta las preguntas que le hacen y dice que desconoce el paradero de su esposo, de quien "apenas si ha recibido una carta" y que ignora igualmente donde está Don Manuel Gual y su hermano Domingo Sánchez. Cuando la interrogan sobre el negro Rafael España responde que tiene por lo menos unos tres meses que no habla con el esclavo, que con ella viven solamente sus hijos y la india de servicio María Josefa Rufina. Pero las autoridades tenían constancia que Doña Joaquina había mandado al negro Rafael España a levantar las peonanadas de las haciendas vecinas de La Guaira en un esfuerzo desesperado por levantar la bandera de la libertad caída de las manos de su esposo; tambien tenian conocimiento de que ella sabía del escondite de su esposo, ya que su estado de gravidez era notorio.
Cuando le preguntaron el por qué estaba embarazada si no sabía de su esposo, ella, armándose de valor para salvarlo
, responde "y acaso no hay en el mundo otro hombre que José María España?". Doña Joaquina Sánchez en cinta de su último hijo, inmolaba así su honor de esposa para salvar al padre de sus hijos.

Las autoridades registran la casa, sus bienes son confiscados y Joaquina es arrestada y llevada a la cárcel, lo mismo que el negro Rafael. El corregidor Pimentel se encargó de vigilar la conducta de la esclavitud de la Hacienda "Laderas" propiedad de los España Sánchez y de las demás inmediatas, asegurando que "se necesitaba una escrupulosa vigilancia porque en aquel puerto se formó la conjuración".

El 29 de abril de 1799 llega Doña Joaquina Sánchez a Caracas privada de comunicación y bajo la custodia de un pelotón de soldados al mando del Capitán Vicente Balvey. La sentencia fue pronunciada el 19 de febrero de 1800. En ella se la condena a ocho años de reclusión contados desde aquella fecha en la Casa Hospicio donde se hallaba, "y que cumplidos, se diese cuenta al Tribunal para disponer lo que se estime más conveniente a la ulterior conducta que debe observarse con la referida Sánchez".

El 13 de junio de 1808 Joaquina Sánchez, la olvidada prisionera de la Casa de Misericordia, escribe una representación al gobernador suplicándole que permita a sus hijos continuar sus estudios en la Universidad de Caracas, donde "en la actualidad están oyendo filosofía". Y el 10 de julio recibe la contestación, firmada por Don Juan Germán Roscio, negándole ésta gracia y dándole la orden de que sus hijos vayan con ella a Cumaná, el sitio que le ha sido designado para terminar su vida. Todo éste terrible castigo le fue aplicado a Joaquina Sánchez por no haber delatado a su propio marido, declarado Reo de Estado.

Así es confinada a Cumaná, sin derecho a sacar ningún bien de fortuna, y con la prohibición de volver, ni ella ni sus hijos a Caracas o La Guaira.

CONSUELO FERNANDEZ

Nativa de Villa de Cura, a esta joven venezolana le tocó vivir en su suelo natal la angustia del año 14, año de dolor y sangre para la República, pero también año de demostraciones del valor y el estoicismo de los patriotas venezolanos-hombres y mujeres- en una lucha a muerte contra el ejército realista comandado por Boves, Zoazola,y Morales, entre otros.

Después de la primera derrota de Campo Elías en La Puerta, el 3 de febrero de 1814, Bolívar ordena que parte de las tropas que cubren el Occidente corran a Valencia bajo las órdenes de Villapol, y con el resto de las tropas de Campo Elías refuerza el estrecho de La Cabrera que ya estaba fortificado con las tropas del coronel Manuel Aldao.

Boves después de su triunfo en La Puerta se había acuartelado en Villa de Cura preparándose para continuar hacia el Centro contra los patriotas. Las tropas que comandaba Boves invadían y saqueaban todo, quemaban casas,

templos, escuelas y ultrajaban hogares.

El General José Félix Ribas levanta en Caracas "un arsenal de valientes", con los cuales forma una columna y se lanza fogosamente hacia La Victoria para obstruir el paso a Boves.

Entre los jovenes decididos y valientes oficiales se encuentra Manuel Fernández, hermano de Consuelo quien ha quedado en Villa de Cura acompañando a su anciano padre. Villa de Cura está ocupada por las tropas de Boves sedientas de sangre.

Consuelo Fernández, a través de un llamado "Coronel Pérez" que la corteja, conoce de los preparativos de Boves para atacar La Victoria, por lo que envía con un joven patriota un mensaje a su hermano a La Victoria, pero el joven es perseguido por otro Oficial de Boves quien logra apresarlo y arrebatarle el mensaje que decía: "El Sargento Boves que se encuentra acuartelado en Villa de Cura, se prepara a invadir La Victoria, avísale al General Ribas. Uno de los tenientes de Boves, llamado coronel Pérez, que me vio el otro día en la Iglesia, se atrevió a pedir mi mano a papá. Figúrate con que indignación no rechazamos esta proposición, pues tú sabes que entre los patriotas y los realistas hay un abismo insondable. Te bendice tu hermana Consuelo".

La carta que era un grito de angustia, llegó a las manos del Coronel Pérez, quien se hallaba ofendido por el rechazo de Consuelo a su propuesta amorosa. El decepcionado Oficial le comentó a a sus compañeros: "O me caso con Consuelo Fernández o ella será fusilada"... Y de inmediato imparte sus órdenes para que Consuelo y su padre sean reducidos a prisión.

Una vez en su presencia, el Coronel le da lectura a la carta interceptada; la joven patriota, viéndose perdida, en un rasgo de valor confiesa: "Mi padre es inocente de lo que yo he escrito a mi hermano". "En cuanto a mí, le aseguro que prefiero mil veces la muerte antes de ser la esposa de un realista".

Al día siguiente de esta confesión el padre de la joven es puesto en libertad y ella condenada a sufrir la última pena "por haber transmitido noticias de la guerra a su hermano". Con gran entereza de ánimo, oye Consuelo la sentencia que le es leída en medio de redobles de tambores.

Y clareó el alba de la trágica mañana señalada para su ejecución: era el 10 de febrero de 1814. Consuelo es conducida al sitio de la ejecución, y mientras camina el coronel Pérez: le dice ¿no quieres ser mi esposa? Si consi

entes en casarte conmigo te salvaré la vida.

Apártese de mi camino, contestó con entereza la joven. Jamás podré unirme a lo que me inspira tanto desprecio."¡Viva la Patria! ¡Viva la Libertad! Y mansamente se dejó conducir al suplicio esta extraordinaria heroína de 17 años. De manera repentina, y sin poder evitarlo, irrumpe el padre a la Plaza y se abraza a su hija cubriéndola con su llanto. Una descarga se oye, y caen a tierra padre e hija abrazados, cubriendose el suelo con su sangre patriota.

JUANA RAMIREZ "LA AVANZADORA"

Nace en Chaguaramas hoy estado Guarico en 1790, hija de esclava manumisa de la familia Ramirez.

Juana Ramírez era una mujer del pueblo que se ganaba la vida lavando la ropa de las familias ricas de la región. Era, además, una hermosa muchacha, "una auténtica criolla de color entre claro y moreno, de ojos vivos y de parte regular y bien formada, poseída de un patriotismo inigualable, de amable carácter en sus momentos apacibles, de prestancia de ánimo indiscutible ante el peligro, infatigable en los preparativos de la defensa, vigilante cuando las circunstancias difíciles lo demandaban y fogosa en el combate… capaz de cegar con las balas de sus cañones al enemigo”.

Una de sus más destacadas características era la generosidad. A pesar de su pujanza, de su carácter un tanto autoritario, se dedicaba con o sin igual abnegación curar a los heridos después de la batalla y a enterrar a los muertos. Refieren las crónicas que cuando sus compañeros se entregaban al descanso después de reñido combate, Juana Ramírez permanecía vigilante y se dedicaba a la noble y humanitaria misión de asistir a los que sufrían, dando el alimento y poniendo las vendas en las heridas de los valientes soldados de la libertad.

De ella dice Lorenzo Zaraza, nieto del General Pedro Zaraza, quien combatió a su lado en la defensa de Maturín: La gallarda Juana Ramírez, "La Avanzadora" formó parte de la emigración caraqueña, combatió en Maturín y le prestó importantes servicios a la causa de la independencia. Era nativa de Chaguaramas, del Estado Guárico. Otros historiadores dicen que nació en Cumaná, otros que en Petare. Don Lorenzo Zaraza asegura que es de Chaguaramas

En Maturín, el Comandante Villapol, con su ejército de guerrilleros, se apresta a la defensa con el grito de "¡Viva la República!" Abajo la tiranía! A su lado está la juventud, las mujeres, el pueblo, todos decididos partidarios de la Independencia. Monteverde atropella, persigue, mata sin piedad a los patriotas. Las familias huyen a las posesiones campestres, a las orillas del río, a las montañas… Allí aguardan el desarrollo de los acontecimientos del año 13, cuando los patriotas pelean hasta el heroísmo, hasta la muerte, por la posesión de la plaza.

Bajo la dirección de Manuel Piar se organiza una batería que toma el nombre de "Las Mujeres", porque está en su totalidad defendida por mujeres del pueblo que luchan al lado de los hombres por su independencia, con su mismo valor y arrojo, dispuestas a obtener su libertad o la muerte. Entre ellas está Juan Ramírez, "La Avanzadora". Este título lo ha ganado por ser ella la primera en avanzar hacia el enemigo.

Juana Ramírez sintió un gran amor por la causa emancipadora; un día se le presentó al General Bermúdez para pedirle la dejara tomar parte en el combate. Allí quedó en el campo de batalla, cavando las trincheras, disparando los cañones, animando a los guerreros, curando los heridos; enfriaba con un trapo húmedo la boca de los cañones.

En la batalla de los altos godos en medio de la lluvia de balas atravesó el campo de batalla y arrancó su espada a un general muerto.

- “Con esta espada defenderé mi derecho a una patria libre! dijo estremecida de emoción.”

Y se volvió a su campamento con la espada en alto, como un trofeo. Desde entonces será llamada Juana Ramíres "la avanzadora" por Manuel Piar.

Tras la caída de Maturin en manos de los realistas abandona la ciudad y regresa luego de recuperada por las tropas patriotas, fallece a los 66 años y el 24 de junio de 1975 se erige un monumento sobre su tumba.

LUISA CACERES DE ARISMENDI

Nació en Caracas el 12 de septiembre de 1799, era la hija mayor de don Domingo Cáceres y de su esposa Doña Carmen Díaz.

Era Luisa gran admiradora del General José Félix Ribas apreciado amigo de su padre, en cuya casa conoció ya viudo, al General Juan Bautista Arismendi, quien más tarde había de ser su esposo.

El padre de Luisa muere el 6 de marzo en la Guarnición de Ocumare y el hermano mayor a los 10 días de muerto de su padre. La familia Cáceres recibe la noticia con doble espanto; la muerte de los hombres de la familia, y el temor de que Rosette amenaza la población con el saqueo y el degüello. En el transcurso de la emigración a Oriente, cunado seguían la costa de Cumaná, Bolívar fijó su atención en Luisa, que lloraba porque no podía caminar ni sostenerse en pie, y movido a compasión la coloca en el anca de su cabalgadura, y luego la entrega a Páez encareciéndole su cuidado. Llegadas a la Asunción, Arismendi la manda a buscar. El día 4 de diciembre de 1814, el General Arismendi celebra sus segundas nupcias con Luisa Cáceres. Las autoridades españolas planean la captura de Arismendi y al verse burladas se apoderan de Luisa y la llevan presa para la Asunción. Conducida a la Fortaleza de Santa Rosa es encerrada en un estrecho calabozo, y obligada a comer el rancho de la soldadesca como único alimento. Los verdugos sacan a Luisa del calabozo una noche con gran alarma, ella tiembla al pensar que va a ser sacrificada por los verdugos, solo quieren torturarla y la hacen pasar por sobre los cadáveres de los patriotas fusilados, la sangre derramada, va a desembocar a un aljibe de la prisión y a Luisa la obligan a calmar su sed con aquella agua pestilenta y mezclada con sangre de los suyos.

Próxima a nacer su hijo solo tiene para vestirlo un velo que trajera atando sus cabellos cuando fue conducida a prisión. Un oficial le pregunta que nombre va a ponerle, ella contesta fríamente: "el de su padre". En condiciones de angustia y solamente acompañada por otra prisionera, tiene el 26 de enero de 1816 una niña que muere al nacer debido a los intensos sufrimientos de la prisión y al recuerdo de su esposo. Cuando le van a echar las aguas bautismales y le preguntan que nombre quiere ponerle le dice: "Juan Bautista". Dos días pasaron sin que nadie se ocupara de enterrar el cadáver de aquella criatura, Luisa pide ayuda y le mandan unos niños a quienes les entrega el cuerpecito. Al regresar estos y preguntarle donde lo habían enterrado, le contestaron: "lo hemos botado en el zanjón".

Insistiendo en torturarla los verdugos la sacan nuevamente del calabozo y le indican el sitio donde será fusilada. Luisa heroicamente les ordena que cumplan con su cometido. De pie espera la orden de fuego pero no se lleva a cabo, el oficial contempla su tortura y da orden de regresarla al calabozo.

Tiempo después es sacada de Margarita y embarcada para La Guaira. En La Guaira es llevada a presencia del Comandante Remigio María Bobadilla quien le ofrece la libertad a cambio de que abandone a su esposo y abjure de sus propias convicciones. Luisa contesta altiva sin inmutarse "no es así como se trata a una mujer honrada e inocente". Días después, es conducida a Caracas e internada en el convento de la Inmaculada Concepción, situado en la Plaza de la Catedral, hoy Plaza Bolívar. Han transcurrido dos años desde que salió de Caracas. En enero de 1817 es trasladada a España a bordo del "Pópulo", capitaneado por Navas quien la presenta a las autoridades de Andalucía, allí queda asignándole una pensión de 15 duros y la obligación de presentarse mensualmente al Juez de Alzada. Don José María Morón y su esposa le ofrecen su hogar percibiendo la pensión que daba el gobierno y prestando la fianza que exigía el Capitán. Corriendo el año 1818 se prepara para la fuga a cargo del teniente Carabaño, y al fin Luisa logra la ansiada libertad. El 26 de julio de 1818 a los 19 años de edad regresa Luisa feliz, a los brazos de su madre y de su esposo, después de una ausencia de 4 años durante los cuales sufrió toda clase de vejámenes y privaciones.

En Juan griego es recibida por la población con toda clase de pompas. En el templo de la Villa se cantó un Te Deum y durante ocho días continuaron las fiestas y regocijos populares. Desde ese mismo día Luisa Cáceres, volvió al goce de la vida privada, silenciosa y retirada de la sociedad. El día 2 de julio de 1866 se duerme dulcemente Luisa Cáceres de Arismendi a los 67 años de edad. Su honesto sentido del deber, su feminidad, su dignidad y su firmeza de convicciones quedaron de pie ante la historia para ejemplo de las mujeres que luchan, sufren y esperan.









LEONOR GUERRA

Si hay algo que sobrevivirá a los cataclismos de la naturaleza y de la sociedad, es el sacrificio de la mujer que se inmola en aras de la familia o de la Patria. La corta y elocuente historia de Leonor Guerra es el honroso legado que nos van dejando las generaciones cumanesas. Esta heroína admirable, tan noble de sentimientos como de familia, había abrazado desde sus primeros tiempos la causa de la independencia, sin prever que ella simbolizaría en cierto día una de las coronas de ciprés que se unirían a las coronas de laureles, para sintetizar el dolor y la dicha, el martirio y la victoria en sus conquistas de ideales, en el constante combate de la vida.

En su ciudad natal contrajo nupcias con José Tinedo de quien tuvo una hija Francisca Antonia. Desde muy joven Leonor sintió simpatías por la causa independentista.

En 1816, el coronel Juan Aldama, jefe y gobernador interino de la provincia de Cumaná enardecido por los triunfos de Gregor MacGregor en las batallas de Quebrada Honda (2 agosto), Alacrán (6 septiembre) y Juncal (27 septiembre), descarga su ira en Leonor Guerra.

En aquellos días los patriotas habían adoptado por divisa política la cinta azul. Las señoras patriotas acostumbraban llevarlas en sus peinados, aunque con estudiada precaución. En las colonias, donde tenían las emigradas más libertad, ostentábase con alegría la azul divisa. Así al visitarse en los días de Navidad, se saludaban las familias con los siguientes versos:

Las cintas azules

Son el estribillo:

Que viva la Patria,

Que muera Morillo.

Doña Leonor se asomó a la ventana en cierto día en que Aldama estaba de mal humor. Sea que Leonor ostentaba en su peinado un lazo de cinta azul, o que la ojeriza del Gobernador necesitase, para estallar de alguna víctima, una delación fue hecha y una condena fue pronunciada. Ordenábase que Leonor Guerra, sentada sobre un burro enjalmado, recibiese públicamente doscientos azotes, por insurgente revolucionaria, que se le amonestase en cada esquina por donde debía pasar y se la excitase a revelar los nombres de sus cómplices, y de no hacerlo así, se cumpliese con lo dispuesto por la autoridad, teniendo que acompañar a la acusada sus compañeras las insurgentes de Cumaná.

Colocada la heroína sobre un jumento enjalmado, con la espalda casi desnuda, comienza aquella procesión, infame aborto del corazón de Aldama. Confiesa tus cómplices, le dicen los verdugos, antes de cada descarga "Viva la patria, mueran los tiranos", contesta Leonor al instante caen sobre la espalda de la admirable víctima repetidos latigazos y así va repitiéndose el castigo hasta que Leonor casi exánime, es conducida a su hogar.

Por información histórica de testigo presencial quién narra este horrible suplicio de la heroína Leonor Guerra, explica que esta noble mujer después de sufrir toda clase de infamias, rehusó toda especie de alimento y asistencia médica, muriendo más tarde. La modestia y gran delicadeza le impidieron sobrevivir al castigo con que habían querido humillarla aquellos bárbaros.

JOSEFA CAMEJO

Era nativa de Aquaque, Paraguaná, en las inmediaciones de Pueblo Nuevo, Distrito Falcón, hija de Don Miguel Camejo y Doña Ignacia Talavera y Garcés. Nació el 18 de mayo de 1781. Desde Barinas en al año 13 forma parte del Ejército Patriota. Perseguida por los Españoles se asila en Nueva Granada.

Regresa a Venezuela clandestinamente e inicia la lucha por la independencia. En Paraguaná, se interna en un hato de su propiedad y busca prosélitos para el ejército.

Encabeza la rebelión poniéndose al frente de 300 esclavos para atacar a la Provincia de Coro que inicia la obra liberación.

Y toca a ella misma leer el manifiesto que declara libre a la Provincia de Falcón el 3 de mayo de 1821, haciendo el solemne juramento a la República en Pueblo Nuevo bajo un frondoso cují.

Es ella una figura histórica, consagrada en el procerato Venezolano de la Independencia como uno de sus valores femeninos más conspicuos. Su mérito eminente radica en el hecho de representar, en un momento indeciso, cuando la región coriana era todavía el más fuerte baluarte de la resistencia realista, el espíritu de la revolución, el nervio activo que iba a canalizar la acción republicana en el seno mismo de la comarca disidente. En efecto es aceptado como hecho concreto que Josefa Camejo, inspirada en los ideales unitarios de la República, de los cuales era apóstol benemérito su pariente el Obispo Talavera y Garcés, encabezó un grupo de animosos partidarios y que desde su hato de Aquaque haya partido a la conquista de Pueblo Nuevo, localidad que, después de un ligero tiroteo, tomó en esa ocasión. Era el primer paso de un suceso histórico de hondo significado en el orden moral.

Noticioso el Libertador de aquellos sucesos, dirigió a los Corianos su famosa proclama de san Carlos el 6 de junio del mismo año.

Algunos estudios de la historia dan por hecho que Josefa Camejo tomó parte en otras campañas desde 1813, así como en las del Sur; pero sobre ambos particulares no se tiene a la mano elementos comprobatorios. Mas no le hace falta al relieve histórico de la Camejo, pues ella se inmortaliza con su heroico gesto de Pueblo Nuevo, cuando sus paisanos los coroneles Carrera y Colina e Inchaupe se aprestaban a ensangrentar de nuevo la Provincia en defensa de la causa realista.

Murió esta gran heroína dejando para la Patria, su recuerdo imperecedero y para las nuevas generaciones, los sentimientos de honor y libertad que debemos llevar todos en nuestros corazones por la gloria y la liberación de los pueblos oprimidos.

CECILIA MUJICA

Cecilia Mujica conocida como "La Mártir de la Libertad" era hija de del realista Martin de Mujica de familia acomodada y prometida del joven español Henrique de Villalonga con quien compartía las mismas ideas revolucionarias

Muy pronto será la boda para cuyo acontecimiento se mueve el círculo social de los futuros contrayentes. Don Martín es realista de firmeza, Enrique y Cecilia pertenecen al Comité Revolucionario y son de los más audaces propagandistas de las ideas emancipadoras: él distribuye clandestinamente y con peligro de su vida boletines encendidos con el fervor de la libertad: ella confecciona escarapelas y divisas tricolores para el pecho de los voluntarios y compone exaltantes canciones patrióticas, y como sabe pulsar la lira las ofrece como regalo a sus oyentes en las tibias y perfumadas tardes de la tertulia.

Muere su padre como una de las muchas víctimas del terremoto de 1812

El gobernador de San Felipe el teniente realista Don José Millet hace levantar un cadalzo como contrapeso al decreto de guerra a muerte dictado por Bolívar en 1813 es justo en ese mismo año que es sentenciada de antemano a morir fusilada

Don Martín de Mújica, es una de las innumerables victimas del terremoto de 1812. Cecilia queda huérfana y desvalida. Su desolación no tiene nombre, su pena es infinita, pero arde en ella, en lo más recóndito de su alma y su ser el fuego sagrado de la patria libre que le da aliento para seguir viviendo y a partir de aquel momento Cecilia se convierte en una de las mas audaces propagandista de las ideas emancipadoras, encendidos boletines clandestinos son distribuidos por Cecilia en la ciudad de San Felipe

Pero hemos llegado al año 13, nublado por las consecuencias del decreto de Guerra a Muerte, que entenebrece la ciudad de San Felipe regida por Don José de Millet, Teniente de Gobernador de la muy noble y Leal Villa, quien con crueldad y firmeza sin nombre hace contrapeso insólito a aquella medida necesaria de la Dirección Republicana, levantando infamante cadalso, donde uno a uno fueron rindiendo sus vidas preciosas nuestros hermanos de ayer, acusados del delito de profesar la fe de nuestros libertadores, sustentada por Bolívar en sus proclamas que serian hoy documentos de avanzada hacia la compresión de los pueblos unidos de las América.

Cecilia Mújica con su corazón reverberante de angustias; y llena de ese amor y fe inquebrantable por la libertadad de la Patria, hace caso omiso a las disposiciones del asesino Gobernador José de Millet y aún a costa de su propia vida sigue impertérrita en sus propagandas en pro de la liberación, la que pagaría muy pronto bajo el fuego de la fusilaría de los bárbaros soldados realistas.

Oigamos ahora el recuento de Bracho: “Era un día nebuloso, opaco y saturado de tristeza, como que la naturaleza se opusiera al más cobarde atendido de las hordas españolas. Custodiadas por los soldados del Orden de Cazadores, fue llevada al tenebroso sitio de los “Zunzunes” en el camino de Cocorote, la Mártir de la Libertad Cecilia Mújica. En la quebrada de Saballo, sentenciada de antemano, revestida con el nefasto vestuario de los que van a ser ejecutados, fue vendada y montada en un potro que luego la transportó al sitio destinado para la ejecución. En un grueso tronco de zunzún que seco y duro permanece en aquel sitio, fue atada la heroína. He aquí sus postreras palabras: “Toma buen hombre Ambrosio Trejo, -así se llamaba uno de los soldados que la custodiaba - esta madeja de mis cabellos con ese anillo y entrégalos en su prisión a mi amigo Henrique de Villalonga y dile que le devuelvo esa joya, contrato de nuestras nupcias y que la conserve como el ultimo recuerdo de la mujer que no tiene la fortuna de ir a sus brazos, pero sí la gloria de inmolarse por la libertada de nuestra patria. Viva el suelo querido. ¡Viva la Libertad!. Estas últimas palabras de la Heroína se confundieron con la horrorosa detonación de la fusilería que le daba muerte.

TERESA HEREDIA

Mujer de garbo atrayente y de gran personalidad. Nace en la Villa de Ospino en 1787, en hogar de levada posición social y económica, emparentada con el Coronel Fermín de Heredia, Jefe realista que murió en la Batalla de Araure en 1813.

Teresa crece en medio del bullir de las ideas de emancipación y se decide, como sus padres, por la independencia quienes pagan con sus vidas, su amor por la libertad dejando a Teresa huérfana al cuidado de una tía con quien se traslada a la Guaira. Allá comienza a transformarse la niña en la mujer y apenas con 17 años, en la flor de su hermosura contrae matrimonio con un isleño de nombre José Antonio Aguero, quien al conocerla queda prendado de su gracia y atractivo personal.

A los 19 años queda viuda y se dedica totalmente a la lucha por la independencia al lado del ejército patriota, hasta que un día cayó presa porque no quería decir donde estaban escondidos los "insurgentes" que habían buscado asilo a su lado.

Seis meses de angustias, de amarguras y de terribles presagios vive Teresa en la prisión guaireña.

El 8 de mayo de 1818 Teresa Heredia es conducida de la prisión de la Guaira a un calabozo de la cárcel de Caracas, Don Antonio Guzmán, Sargento Mayor de la Plaza lleva una órden de Moxó para hacerle una "sumaria" a Teresa, "sospechosa de infidelidad". Algunos testigos pagados la acusan de ser una "ardiente y decidida patriota" dicen que la han oído hablar de la llegada del General Bolívar a la isla de Margarita con siete buques y que la habían visto viajar en las ancas del caballo de Yañez. Otros dicen que la han visto vestida de hombre en los llanos con los realistas y que Luis Dato, el Gobernador de Valencia, le había quitado unos dineros que llevaba a los patriotas.

Teresa Heredia, altiva y digna, habla ante los que los acusan. Confiesa que se llama Teresa Heredia, que tiene 19 años y es viuda de José Antonio Aguero, "quien debe estar en los infiernos por realista". Dice que es de oficio costurera vino a Caracas con un pasaporte firmado por el Alcalde del Peñón a arreglar su matrimonio con el artillero Hidalgo. Niega los cargos que se le hacen. No conoce a Yañez, nunca lo ha visto. Lo del dinero que dicen le quitó el Gobernador Dato, es incierto, porque "nunca lo tuvo" refiere que la razón de que Dato, es incierto, porque "nunca lo tuvo" refiere que la razón de que Dato la prendiera sin fórmula de juicio le mandara a cortar el pelo, la bañara en mieles y la emplumara para luego pasearla por las calles de Valencia al son de cajas destempladas, "es porque no quise ser del Gobernador Dato porque me estaba casando con Pedro Marturel". Confiesa que en “Bárbula”, a cuatro curros del Batallón Granada les salvó la vida". No tengo iglesia porque solo la necesito para encomendarme a Dios". Y firma: Teresa Heredia.

Se ordenó ampliar la "sumaria" con los testigos de Valencia. El Regidor declara que "el castigo vergonzoso fue por su infidelidad y vida relajada en el trato con los hombres", pero el Escribano público Don José Otálora habla del patriotismo de Teresa Heredia y dice que este era en verdad su crimen. No obstante se la juzgó y condenó.

El Consejo de Guerra no puede probar su actividad revolucionaria, pero el asesor Oropeza, despiadadamente, aconsejó "que se expulse a la América del Norte a esa mujer incorregible, para que allí sea independiente y la enseñen a vivir en sociedad". Conducida al barco que la llevaría fuera de la Patria querida, mira por última vez el paisaje con los ojos arrasados en lágrimas y haciéndose violencia para no mostrar su momento de debilidad ante el enemigo, les vuelve la espalda. Es el último tributo de su amor a la libertad.

Nada más volvió a saberse de esta gran heroína Teresa Heredia, que su nombre dejó escrito para la posteridad, y para el corazón de los venezolanos con el recuerdo imborrable de su inmensa pasión por la independencia.


ANA MARIA CAMPOS

La heroína Zuliana nace en Puertos de Altagracia, hija de Don Domingo Campos y Doña Ana Maria Cubillán. Es decidida por la Independencia desde pequeña.

Durante los años de su infancia y de su adolescencia vive junto a los suyos los días y las noches ardidas de heroísmo, radiantes, generosos plenos de sangre y de lágrimas que parecían no agotarse jamás.

La casa de Ana Maria Campos es el puerto de salvación, el asilo seguro para reuniones patrióticas; allí, entre sus cuartos estrechos se reúnen para organizar la resistencia, para buscar prosélitos a la libertad. La muchacha gentil, en plena floración de su juventud, valiente, generosa, se ofrece en su ayuda: ella también es venezolana. Y se da una y otra vez en la obra generosa de ayuda, colaborando en la organización de los patriotas, dejando oír su voz en las reuniones clandestinas, ¿por qué no? No era ella una venezolana? ¡Que importa que sea mujer!

Y fue en una de estas reuniones clandestinas que dejó escapar de sus labios la frase inmortal que debía llevarla al martirio: “si Morales no capitula, monda“. El capitán Francisco Tomás Morales, Gobierna en Maracaibo y persigue a los patriotas con ensañamiento. Conducida prisionera ante el mismo Morales no se desanima Ana Maria ¿había medido ella la gravedad de su situación cuando ocurrió las calles que la separaban de su casa a la del tirano? En su propia presencia explicó las razones que la inducían a creer que si no capitulaba, estaba perdido. Conocedora, por haber compartido ampliamente, del frenesí patriota del amor de su pueblo por la libertad, de su espíritu de sacrificio, no concebía Ana Maria que una vez libertada la patria en su casi totalidad del yugo español, pudiera este hombre cruel y sanguinario arrebatar la gloria a los suyos.

Morales, en un gesto de soberbia, sintiéndose humillado por aquella tierna mujercita, ordena que sea vapuleada públicamente, montada en un asno y paseada desnudada por las calle de la ciudad. Y así aparece ante la historia esta zuliana Ana Maria Campos: montada sobre un asno, paseada a lo largo de las calles sintiendo sus carnes rasgarse al golpe del látigo infame.

Fue el negro africano Valentín Aguirre el encargado de descargar con toda su fuerza brutal la mano armada del látigo sobre las carnes de la joven patriota. Ana Maria sintió correr su sangre sin exhalar un gemido, concentrado su voluntad y sus anhelos en la repetición de la tremenda disyuntiva.

“Si no capitula, monda”. La risa asquerosa del chacal satisfecho, asiste a la escena. “Si no capitula, monda”. “Si no capitula, monda”…. La frase es repetida hasta la saciedad. A cada latigazo del verdugo sobre sus carnes mayugadas salen de los labios sedientos y amargos: “Si no capitula monda”…No seria extremado asegurar que en los oídos del tirano resonaron esas palabras hasta en sus horas de soledad y de silencio. Creyó Morales, como lo creen todos los tiranos. Que las ideas se matan con el látigo y con las torturas, que quebrantando el cuerpo, las ideas mueren. Y lo que logró fue dar a la Patria venezolana una heroína al poner a prueba una voluntad decidida. Hacer brillar con más alteza la causa de la Libertada y de la Justicia. Parecía que nadie se hubiese dado cuenta del gesto heroico de la muchacha patriota. Las madres aterrorizadas desconocían la razón por la cual las obligaron un día presenciar el espectáculo de una joven arrastrada al suplicio, ignorando la entereza de su gesto.

Parecía que todo quedaría en silencio, que nadie sería capaz de recoger su nombre para incluirlo entre los nombres de los héroes de la libertad. Pero el pueblo zuliano había guardado en su noble corazón la imagen de la muchacha torturada y humillada. Para luego exhibirla como un ejemplo de fe y de decisión en las futuras generaciones. Ana Maria Campos está allí en su pedestal que el mismo pueblo le construyó con su sangre generosa: está en sus corazones hoy como ayer, sirviendo de faro luminoso a todas las mujeres y a todas las juventudes que aman la libertad sin claudicaciones, como la amó esta hermosa heroína zuliana. Allí ha quedado esta flor inmaculada, hermosa, virginal, radiante, generosa: Ana Maria Campos está en el Corazón de todos los venezolanos, de todos los hombres y mujeres que aman la libertad y la justicia, sin claudicaciones, como el más hermoso símbolo de la lucha femenina por estos mismos ideales.

EULALIA RAMOS SÁNCHEZ DE CHAMBERLAIN

Era hija de Don Ignacio Ramos y de Doña María Alejandra González Henríquez, nativa de Tacarigua de Mamporal en los ricos valles de Barlovento.

A los diecisiete años de edad, y a comienzos del año 1812, contrae matrimonio con el joven Juan José Velázquez, de familia muy conocida.

Bellos y alegres comenzaban los días para los desposados, por la paz de que gozaban. y sin embargo ¡cuán presto la desgracia iba a amargar la existencia de aquellos seres, que creían estar lejos de la tempestad!

El esposo huye de las persecuciones políticas, Eulalia también tiene que huir de Mamporal, se interna en el monte donde debía esperar noticias para seguir al vecino pueblo de Río Chico. Llevaba en sus brazos una niña de cuarenta días, fruto de su primer amor.

Escondida en los montes pasó Eulalia algunos días, y cuando escaseaban los alimentos y la soledad pesaba sobre ella como una masa que le agobiara, ve la madre en cierto día, que la niña cansada de llorar, se tranquiliza de pronto, se enfría lentamente: la niña había muerto.

Días después de haber llegado a Río Chico, al salir de su casa una mañana para visitar a una amiga de confianza, de pronto se encuentra en medio de una guerrilla española capitaneada por un oficial de la localidad, a su lado una mujer de nombre Lorenza, trigueña y fornida, amenazante corre al encuentro de Eulalia, darle a ésta una bofetada que la derriba, asirla por los cabellos y arrastrarla por la calle, fué obra de un instante. Eulalia grita y pide socorro: mátenla! contestan los soldados por Lorenza arengados, quien fuera de sí, conducía su víctima cerca del capitán. Pálida y extenuada queda aquella, perdiendo el sentido.

Van a sacrificarla, pero en ese momento se oye un toque de corneta, a cuyo sonido huyen jefe y soldados precipitadamente. Eran patriotas.

Sin comprender Lorenza, tenía aún asida por los cabellos a Eulalia, cuando el jefe se apodera de aquella feroz mujer y luego de informarse de lo ocurrido manda a pasar por las armas a Lorenza, en tanto que ofrece garantías a las familias del lugar. Eulalia es conducida a su casa, donde sus amigos le prestan atenciones de todo género. Esto acontecía a mediados de 1813.

Al tener conocimiento en Caracas de los ultrajes sufridos por Eulalia, es mandada a buscar por su tía Josefa Pía, esposa del Licenciado Martín. Llegados los acontecimientos del año 1814 y con ellos la nueva pérdida de la República, el Licenciado acompañado de toda su familia y con ellos Eulalia, salió para Cartagena.

A la salida de Bolívar de Caracas, volvieron a gobernar los españoles, siendo descubierto Velásquez por aquel oficial amante de Lorenza.

Hecho prisionero fué conducido al sitio que servía de plaza pública e interrogado así:"¿Donde está tu mujer Eulalia?" Pregunta con ira y sed de venganza. "Nada sé de ella contesta Velásquez". "Entrega a esa insurgente, pues de lo contrario te fusilo". Repito que nada sé de mi esposa y que ignoro dónde está. Sin más fórmula que ésta, el oficial ordena su fusilamiento, Velásquez muere sin proferir siquiera una palabra.

Cansada Eulalia de esperar en Cartagena y sin noticias de su esposo, resuelve trasladarse a Cumaná o Barcelona, donde imagínase encontrar a Velásquez.

Impuesta Eulalia a su llegada a Cumaná de la triste suerte que había corrido su esposo, refugióse en la casa de su padre, en un sitio cerca de la ciudad. Allí vió correr al lado de su padre los años de 1815 y gran porción del 1816, cuando conoce al oficial inglés Coronel Chamberlain, edecán de Bolívar y quien llegó a prendarse de tal manera de la heroína, que le padre tiene que dar su asentamiento para el próximo enlace de la viuda.

Pero volvamos de nuevo a la heroína que aparecerá en la última etapa de su gloria en la "Casa Fuerte" de Barcelona, al lado de su esposo el Coronel Chamberlain.

El 7 de abril, bajo las órdenes del Coronel Aldama, el ejército español ocupaba a Barcelona. La población compuesta de hombres, mujeres y niños se refugió en el convento de San Francisco donde se fortificó el ejército patriota. Eulalia está en una celda en compañía de otras señoras y de su esposo. "Estamos perdidos dice Chamberlain a Eulalia seremos víctimas de los invasores". Eulalia es separada de su esposo, pero conserva una pistola que éste le ha entregado, se oye un pistoletazo en la celda donde quedó Chamberlain, éste acaba de morir.

Eulalia escucha el tiro. un oficial español le ofrece salvarla, y algo le dice que ofende su pudor, "Grita, viva España, mueran los patriotas y te salvo, le dice el oficial". Con el pensamiento puesto en su marido, arma con rapidez la pistola y al grito de "Viva la Patria, mueran los tiranos", descarga el arma en el pecho de tan pérfido amante, quien cae muerto a sus pies.

Sobre aquella mujer, descargan los soldados golpes con sus armas hasta cuando ya es cadáver, le arrancan sus joyas, mutilan su cuerpo ensangrentado y lo amarran a la cola de un caballo.

Así termina la existencia de aquella valerosa mujer, a quien Dios la tenía destinada para ser una de las más valerosas heroínas de la emancipación del Nuevo Mundo.

MARIA DEL CARMEN RAMIREZ

Símbolo de mujer que encarna con esplendor inusitado una expresión magnífica de rigidez republicana. Nació María del Carmen Ramírez en San Cristóbal, Edo. Táchira como fruto del matrimonio celebrado en 1773 en dicha ciudad entre Don José Ramírez y doña Ignacia Gutiérrez de Caviedes, y en el año de 1796, unió sus destinos con el caballero trujillano Don Juan Antonio Briceño Uzcátegui, de cuyo enlace procrearon varios hijos.

Poseedora de valiosas propiedades, todos sus bienes y servicios personales estuvieron desde el primer momento y hasta donde lo demandan los honestos fueron de la persona humana, a favor de la justa causa de la Independencia.

Entre sus propiedades contábase un hato de ganado en la región de San Camilo, una elegante y cómoda casa en San Cristóbal, y entre varias casas de que también era propietaria en el Rosario de Cúcuta (Colombia), se incluía una de dos plantas amplísima y lujosa que fue sede del Congreso del Rosario celebrado en 1821 y también sirvió como mansión de residencia del Poder Ejecutivo y fue llamada Palacio del Congreso y Palacio de gobierno de la Gran Colombia.

Su devoción a los principios e ideas emancipadoras hizo blanco a esta heroína de la furia y hostilidad de los realistas de modo sañudo y cruel, tanto en su persona y familiares como en sus intereses todos. A los últimos meses de 1819, cuando todavía se veían hostigadas estas comarcas por las huestes realistas damos con doña María del Carmen en San Cristóbal donde es víctima de la captura que en su persona hizo una fuerza enemiga que la condujo junto con otras señoras patriotas en humillante calvario hasta el pueblo de bailadores, donde es rescatada por un piquete de caballería que para tal fin hizo despachar Bolívar desde Pamplona al mando del Coronel Leonardo Infante.

Se recuerda el calor de la tradición familiar el fastuoso recibimiento y hospedaje que dio poco tiempo después de su experiencia a manos del enemigo, al Libertador y la parte que tuvo para intervenir ante el Héroe implorando el indulto del realista Francisco Miguel Pacheco condenado a la última pena.

Su condición de madre sufrió inmensa pena pero elevada a la sublimidad en esta gran mujer venezolana que todo lo da y todo lo pierde por la liberación de la patria al alentar a su adolescente hijo Pedro Briceño Ramírez quien no había cumplido os 16 años a que se aliste en expedición guerrera con el osado intento de libertar a su patria. Tomado prisionero es condenado a la última pena y se salva milagrosamente de ser ejecutado junto con sus compañeros por la intervención piadosa según la leyenda de una damita criolla favorita de Tíscar.

Este contratiempo en nada arredró al joven Briceño quien siempre alentado por su valerosa madre empuña de nuevo las ramas en filas patriotas y peleando en varios combates con arrojo y valentía alcanza el grado de capitán, cayendo al fin gallardamente después de larga y sangrienta brega.

La historia y la leyenda conservan inéditos la mayor parte de interesantes páginas de relatos de sucesos y actos heroicos y desinteresados que en favor de la causa patriótica fueron protagonizados por Doña María del Carmen Ramírez de Briceño, cuya importancia proyecta ostensible y magnificente el conjunto de hechos y episodios elevados que inmortalizan los anales del movimiento emancipador de Venezuela.

Gozó Doña María del Carmen de merecida fama entre los más preclaros adalides de la Independencia, por ser su actuación descollante de su sublime mujer, por la entereza y prestancia de sus actos heroicos, por su hidalguía y por el entusiasmo de su fe republicana.

Murió esta gran heroína en San Cristóbal el día 7 de febrero de 1857, se le hicieron oficios religiosos por el cura Rector, Rafael M. Galvis, y se le dio sepultura eclesiástica a su cadáver enterrándolo en una bóveda a la entrada del Cementerio Municipal.



19 comentarios:

  1. La Patria esta en peligro, otra oleada de mujeres sale a protegerla, VIVA LA PATRIA, MUERA EL TIRANO!!!

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    1. Al contrario, que viva para que vea 15 años más de revolución. Patria, Patria, Patria querida tuyo es mi amor.

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    3. puto eres una mierda me chupas los huevos igual que tu hermana mama y novia si tienes y que se meta mis huevos por la boca toda tu familia loco de mierda y si me respondes te mato es enserio soy un asesino

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    4. carmen eres una desgraciada hija de puta indigena de mierda tienes un mojon en la cabeza metete un palo por ese culooooo

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  2. Simón Bolívar nos está ayudando desde el mas allá a acabar con la tiranía que oprime a Venezuela. FALTA POCO!!!

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  3. Necesito saber sobre Catalina monjes

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  4. Necesito saber sobre Catalina monjes

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  5. Quien dibuja esas imágenes hay que colocar el autor del dibujo. tome a Ana Maria Campos y me preguntan ¿quien la dibujo?

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    1. Las imagenes son de Francisco Maduro y son tomadas de la pagina Venezuelatuya .com que son los unicos a quien doy el derecho de publicarlas. pero en internet pareciera que todo el mundo tiene derecho de tomar lo que quiera. al menos deberían tener la decencia de colocar los creditos

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  6. necesito saber sobre maria santillana

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